Después del desastre, no vinieron los perros a escarbar entre los escombros. Mas bien sopló un viento fuerte que se llevó hasta la arena. Todo está limpio, en silencio. Y no importa con cuánta nostalgia nos bañe la lluvia, ni cuántas manchas oscuras nos muestre el sol. Ya nadie se voltea a mirar la escena, ni siquiera nosotros.
3 comentarios:
Ojala ni nosotros volteáramos a la escena, ojalá aunque hoy me cueste creerlo.
Buen sitio. Un saludote,
OA
María Elisa:
Qué bueno la nueva imagen de tu blog. Me gusta mucho esta nueva cara. Besotes.
Sí, es cierto, trato sin embargo, trato de mirar la escena de vez en cuando.
Me gusta tu blog.
Saludos.
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