lunes, 24 de agosto de 2009

Sueño

Anoche tuve que recorrer nuevamente kilómetros de puente.
Trataba de reconocerme en esa masa de agua
que veía a través de una ventana del autobús.
Al cabo de un rato me convencí:
Yo no tenía que ir tan lejos para contemplar la inmensidad.
Me arrepentí del tiempo que perdí ignorando
que el lago siempre había estado allí,
mirando la ciudad que no lo mira.
Mi cuerpo etéreo voló, burlándose de la ventana.
Yo era el viento que golpeaba el agua.
Me sentí perteneciente a esa profundidad.
Sin embargo, desperté sin remedio.

3 comentarios:

Miguel Ángel Hernández dijo...

Lo que más me gusta: cómo el último verso desmorona el resto del poema.

Naida Saavedra dijo...

A veces también me he arrepentido de haber ignorado que las cosas siempre han estado allí.
Me gusta tu blog. Espero leer más.

inespoe@gmail.com dijo...

profundo e inquietante este poema, muchos guiños al surrealismo,sin embargo dice muchas cosas,muchas más cosas, y el puente es símbolo.